Herencia

Es el frenesí que más temo y ansío, la más libre locura que jamás sobrevoló el cielo; un apasionado gemido que silencia el mundo y lo acompasa al ritmo del cuerpo.

(I) Creo en conquistar el mundo con una sonrisa, en demostrar lo que vale la belleza de la tormenta, sin el dolor de la pérdida. Cuerpos complementandose al amanecer estremeciendose con cada trueno, bebiendo las gotas de lluvia en la mejor bandeja; su cuerpo desnudo sobre la hierba fresca; Creo en  el rozar de las pieles tensas por el cosquilleo de un viento madrugador. Sin pensar en el futuro, amando día a día, consumiendome cada noche; sin pensar que quizás mañana, cuanto quede de mi puedan ser sus brasas.

(II) Brasas que se debilitan poco a poco, que se ahogan en silencio, pero que pueden quemar la cárcer de madera que encierra mi alma en un cuerpo frío.

(III) Y si fuera como el Ave Fénix, capaz de renacer de mis cenizas con plena energía, y con la experiencia de los años haciendo de combustible para las llamas de mi cuerpo y el viento que lo haría crecer sería mi herencia, los gritos de los días grises y la felicidad desenfrenada que siento al mirarte a los ojos.